
Y ahora.. tristeza. Como si nada de eso hubiese existido. Como si hubiese sido un sueño más, mi sueño de mil noches. Repetido de nuevo. La ilusión en nuestros ojos.
Ahora no. Reproches y más reproches, eso es lo que queda. ¿Por qué? De nuevo, esto. De nuevo, tú. De nuevo, nosotros. Odio el tu más, el me la sopla y el paso de ti. Pero lo que más odio, es pensar que, aunque en una mínima parte, desees eso en tu interior.
Querría cogerte y gritarte que eres una bipolar de mierda, una puta egocéntrica, quizás orgullosa, mandona, como no. Siempre todo a tu gusto, mi señora. Que no te falte de nada. Porque ui de aquel que ose a contradecir sus deseos.
Y sí, desearía decirte todo eso y mucho más, pero no puedo. En el fondo también sé que todo lo malo mío, en verdad lo haces para hacerme daño. Para hacerme ver que las cosas tienen que ser a tu manera. Intentas convencerme de una realidad que no existe. Intentas contradecirte a ti misma, a tus propios sentimientos. Pero querida, el mayor error del ser humano es intentar sacar de la cabeza, aquello que no sale del corazón.
Y de momento no tengo intención de mudarme.