lunes, 27 de agosto de 2012

Siempre en estado de espera

Ya casi se acaba el verano y para mí es como si no hubiese empezado. Ni un ápice de entretenimiento, ni una pizca de originalidad en mi monótona y aburrida vida. Quizás sea por mi estado de ánimo, porque yo no pongo de mi parte.. Yo me acojo a la excusa de que NADA es como antes. Quizás sea yo, quizás sólo mi entorno, quizás la edad o quizás, todo.
Meses y meses esperando algo. ¿Qué? Felicidad. Que nunca llega. Ese sentimiento que antaño afloraba a cada paso que daba, hoy se difumina tímidamente en momentos cogidos con pinzas. Situaciones puntuales que te sacan una sonrisa, volver a ver a algún amigo, contar un chiste, jugar al fútbol.. Pero todo vuelve a la cruda realidad en la soledad. Soledad pura y dura, como nunca antes la había vivido. La gente me criticará, dirá que siempre estoy igual, que me alegre.. Pero necesito un algo. Un algo en forma de algo. Algo, no sé, que me haga feliz.
Puede que ese "algo" sea un "alguien". Sí, tiene que serlo. Bueno.. mejor dicho, debería serlo. Pero parece que ese alguien no aparece. O quizás si ha aparecido, pero ese "alguien", la cuál se supone que está exactamente igual que tú, no te ve con los mismos ojos. Y esos momentos de "felicidad" a su lado se quedan en simples momentos alegres, y por desgracia sólo yo sabré todo lo feliz que hubiera intentado hacerte.




Y mi vida sigue protagonizando el papel del pez que se muerde la cola. Siempre en estado de espera. En espera de algo, alguien, que nunca viene.
Hola, querido amor, querido algo o alguien que no llega. Necesito que vengas y que me hagas feliz.