
Dices que el hombre es hombre superior cuando se convierte en un mecanismo perfecto; vaya, cuando deja de ser hombre. Pues yo no quiero ser hombre superior. No quiero emanciparme de supersticiones. Quiero sentirme vivir; y no me siento vivir sino porque sí que puedo morir. Amo la vida, pero temo a la muerte. Amo el arte, porque es la expresión más íntima y completa de la vida. Pongo el Arte sobre la naturaleza, porque la naturaleza, no sabiendo que de continuo se está muriendo, es una realidad inexpresiva y muerta. El árbol amarillo de otoño ignora que se muere; yo soy quien lo sabe, cuando en un cuadro perpetúo su agonía. El Arte vivifica las cosas, las exime de su coordinación concreta y de su finalidad utilitaria; las hace absolutas, únicas y absurdas; las satura de esa contradicción radical que es la vida, puesto que la vida es al propio tiempo negación y afirmación de la muerte.
Solo las cosas vivas son hermosas.