jueves, 21 de noviembre de 2013

Con pasión y sin cosas raras

No le doy tiempo a añadir nada más, la estrecha con fuerza, la beso apasionadamente, un largo rato, casi cortándole la respiración, como si fuese un beso desesperado, como si de alguna manera yo ya supiera... O quizá solo era estúpidamente ingenuo y feliz. No lo sé, pero un instante después estamos en la habitación de sus padres y nos desnudamos en silencio. Se quita el vestido lentamente, lleva ropa interior de algodón suave, negra, de encaje, y en el perfil de la luz que entra por la ventana la veo agacharse para dejarla sobre la silla, luego se vuelve de repente hacia mí.
- ¡Venga! No me mires...
- Cómo no voy...
Pero en seguida se mete en la cama y se tapa.
- Tonto... - Luego sonríe, se lleva una mano a la espalda y desde debajo de las sábanas desliza el sujetador, después las bragas... Un instante y estoy a su lado, la huelo, le rozo la piel con los labios, le beso el pecho, me como dulcemente su pezón, le acaricio las piernas, luego lentamente las separo un poco y empiezo a tocarla. Ella también está excitada, siento cómo se mueve poco a poco bajo mi mano. Con dulzura, paso por encima de sus piernas.
E hicimos el amor y fue precioso, lentamente, con pasión y sin cosas raras.

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