lunes, 30 de enero de 2012

Cuando simplemente verte me acelera el corazón

Mañana fría. Enero. Típica mañana en la que no te apetece nada. Y te veo. En el sitio menos esperado. Bonita, como siempre. Tu olor... Bf. Me hago el duro, y me voy. Tarde de mierda, tarde..solitaria. Aburrida. Falta ese algo que sólo pones tú. Y llega la noche. Un sonido me ilusiona, tu nombre en la pantalla aún más. Pero no. Despierta. Deja de soñar despierto.

sábado, 28 de enero de 2012

Apuesto mi vida, para ganarme la tuya.

Tarde perfecta. Tarde soleada. Diciembre. Sábado. Día perfecto. Para ser feliz. O eso se supone. No sé que harás. Ni con quién. Sólo sé, que conmigo no es. Y hace daño. Te imagino en la calle, con el sol dándote en la cara, iluminando tus mofletes rojos, tu piel fina, clara, y tus ojos verdes. Agg.. qué imagen más bonita. Y más deseada. Te imagino sonriendo, quizás con un cigarro en la mano. Hablando con alguien, pensando en esa tarde, en qué harás, y lo feliz que estarás. Vaya.. Me miro a mi mismo, sentado en la silla, frente a la ventana, con la cortina echada para que no me de el sol en la cara. Me asomo un poco y veo el cielo. Joder, todo azul. Por mi cabeza pasan miles de imágenes, y tú tarde o temprano sales en todas. Y mientras ocupas el 90 % de mis pensamientos.. te vuelvo a ver, muy lejos de mí.. Y apuesto lo que sea, a que ahora mismo, no estás pensando en mí. Ojalá me equivoque.

En esta soledad que mata.

Hacía mucho que no escribía. Mucho. Se podría decir que justo desde que empecé a ser feliz. Cuando otra vez dos vidas se juntaron, formando una misma, formando mi mundo. Ese mundo tan cálido, agradable.. Donde siempre es primavera, donde siempre sale el sol y solo de vez en cuando hay tormenta. Formábamos nuestro pequeño planeta,  el cuál nos atrapaba con su particular gravedad. En definitiva, volví a ser yo. Volví a ser feliz. Volví a donde quería estar. A tu lado. Meses y meses de nuevo, que se pasan como un puto rayo. Y después.. Tormenta. Mucha tormenta. Y tú no hiciste nada para remediarlo. ¿Por qué? No lo sé. Siempre has sido así. Tan bipolar, tan pasota, tan en tu mundo. Sí, quizás eso ha sido lo que me ha atado tanto. Y también lo que me ha matado de nuevo. Mírame. ¿No me ves? Te necesito. Y lo sabes. Y mientras te veo a lo lejos, con tu sonrisa en la cara. Como si ya no existiera. Cuando en cambio, lo único que existe para mí... eres tú.