sábado, 15 de octubre de 2011

Institucionalizado en tus muros.

Decía Andy Dufresne que la esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor que hay, y las cosas buenas nunca mueren. Quizás sea verdad, pero, ¿qué esperanza existe ya? ¿Esperanza de qué? No. No de volver a vivirlo. No. No se debe. Está mal. Pero mírate. No eres el mismo. Mírate bien. Esos ojos apagados.. Esa sonrisa que nunca sacas a relucir.. No. En serio, mírate. ¿Eres feliz? Tras esta autopregunta, reflexionas.. ¿Soy feliz? Mm.. Tengo amigos, nunca he tenido problemas en el colegio, tengo muchos tipos de entretenimiento a mi alcance, gusto a las chicas, no me debería quejar.. Pero.. En serio, reflexiona. ¿Eres feliz?
“A veces” se podría responder. A veces, cuando dejas de pensar en ello. Pero en el fondo.. Sabes que no. Sabes que no eres plenamente feliz, no lo eres desde que no estás ahí arriba, “a tres metros sobre el cielo” como dicen algunos. Aquí abajo las cosas son distintas. Sobre too para la gente que baja. Ohh, ahí arriba todo era mejor, mucho sufrimiento también, pero todo se rentabilizaba. Para que engañarnos. No voy a decir que no soy feliz, voy a decir que.. No soy plenamente feliz.
Recuerdo la historia de Brooks (Cadena Perpetua). Un viejo que llevaba 50 años metido en la cárcel, y cuando le sacan, se suicida. No estaba loco, estaba “institucionalizado”. Fuera de ella no era nada, no sabía vivir. Exagerándolo un poco, se podría decir que estoy institucionalizado en esto, por mucho que quiera no puedo salir, ya me he acostumbrado a estos muros, fuera de ellos no sabría comportarme.. Se podría decir que dependo de ellos.

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